jueves, 27 de mayo de 2010

Encuentro nocturno

Esperaba en la banca de aquel parque como cualquier otro jueves.
Esperaba leyendo una antología de cuentos de Etgar Keret. El cuento, hablaba de Kissinger, pero no Henry Kissinger. El personaje era una mujer, una no muy segura de si misma. Le pedía a su novio que le demostrara su amor recolectando el corazón de su madre para asegurarse de que la amaba.
Esperaba, que llegaras. Por un momento me transformé en Kissinger cuando me di cuenta que no lo harías.
Pero no, decidí no hacerlo. Me transformé en Holly Golightly y te esperé en la calle, bajo la lluvia (si, llovía). Llegaste, me tomaste de la mano y te besé.

jueves, 20 de mayo de 2010

Sol rosa

Vamos encontrando la manera en que mejor nos acoplamos. Y es que con el tiempo me conoces, mejor que nadie. Me gustan los diamantes al ras, no muy grandes, que no griten "Quiero salir y picarle los ojos a la gente". Y que lo acompañen otros pequeños a los lados. Vamos, yo se que a ti te gustan también.
Podemos hacerlo, sin preocupaciones. Porque ayer me di cuenta de que basta una Kiko dona, una coca, una revista para hombres y un buen scouting para saber que el mundo es nuestro y la vida solo para nosotros.

jueves, 13 de mayo de 2010

Coraje

El humo del cigarro me pica. No me gusta pensar en lo que podría ocasionarle a mi cuerpo .
Yo también puedo llegar a ser difícil, de entender. Puedo llegar a guardarme muchas cosas sin que afecten mi humor en el momento. Pero por alguna razón eso ya no me gusta. Creo ahora, que la mejor manera de pasar por la vida día a día es, expulsando lo que nos mantiene inquietos, alerta.
Lo aprendí de ti.
El nerviosismo esta por desaparecer, la seguridad sube por la punta de mis dedos. Aún no llega a erradicarlo, pero puedo sentirlo.
Quisiera que pudieras hablar por mi, lo haces tan bien.
Una lluvia de ideas:
... no aparece. Creo que tomare al "toro por los cuernos".
Gracias.

lunes, 3 de mayo de 2010

Reencuentro

Quiero contarte lo que siento al leer cada palabra. Quiero vivir sentada a tu lado derecho eternamente. Y me recuesto en mi cama a escribirlo, justo como tu me enseñaste.
Porque que amo encontrarte, y ni siquiera estas ahí. Pero simplemente te pienso y apareces. Detrás de las letras, de las flores "encorchadas", de la obscuridad en la sala de cine.
Y si... esa palabra. Ta!