Por un momento quise ser una pequeña explosión, del tamaño de una nuez y que mis colores evidentes se escondieran tras las nubes. Pero ahora no es así. Son mis colores los que amas, mi sonido el que sueñas. Y yo solo quiero que me admires, tal vez saldré por las noches, o seré un sonido injustificado a las doce por otros días.
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